17/3/13

Gaviota Esquimal, Larus Thayeri, 3/2013


Martes 12/3/13
Intermareal de Lago, Xove, Lugo, Galicia.  Cubierto con chubascos ocasionales, viento NNE fuerza 4- 5 Beaufort, temperatura 4ºC.

El  aviso corre por la red a la velocidad de la luz, Ricardo Hevia y Antonio Martínez Pernás, la localizan, la Gaviota de Thayer, Larus thayeri,  ha  vuelto a la marina lucense. Sería su  sexto invierno, desde que fuese avistado por primera vez en 2008, aunque de forma irregular, este ejemplar se dejó ver varios inviernos  lo que ha permitido realizar un seguimiento bien documentado de esta misteriosa especie originaria de las islas árticas del norte de Canadá.

Llegué a mediodía a Cervo, lugar donde se localizó y se vio posteriormente, allí solo estaba David Monticelli un belga que trabaja con charranes tropicales para la universidad de Coímbra. Dice  David que por la mañana pudo verla y esperaba repetir, pero no para de llover y hace frio, el viento no cesa y pronto cerraran la cocina del restaurante, así que en vista de que la gaviota no aparece subimos a comer caliente al bar cercano. 

A la salida, más de lo mismo, marea alta, viento, chubascos y mala mar. Echamos un vistazo rápido a la ría, nada, y en este momento  salimos en dirección a la piscifactoría próxima de Lago. Nada más llegar, 16:00, David la localiza durmiendo sobre una cubierta de la industria junto a  otras gaviotas patiamarilas.

Sigue lloviendo, las gaviotas usan este espacio para cobijarse del mal tiempo reinante aguas afuera. La Thayer duerme, la cabeza sobre el dorso con el pico entre las plumas, aún así ciertos detalles lo diferencian de las otras, su dorso un tono más claro y la estructura redondeada de la cabeza, no se puede ver más.

Más tarde se levanta y se estira y es en este momento cuando puede disfrutar de todo el esplendor de esta especie. Sus patas púrpura y el patrón negruzco de las primarias dejan en evidencia  características más llamativas de la especie. Otro examen más exhaustivo revelaría otros detalles de la gaviota. 

Sin embargo, la sensación más dominante era la alegría de poder disfrutar de su observación, la preocupación y el frío habían dado paso a la euforia.

La gaviota esquimal estiró sus alas en posición erguida y levanto el vuelo buscando otro lugar menos expuesto al viento y a la vez más alejado de nuestra posición. Consumíamos la tarde y empezaba a escasear la luz, era el momento prefecto para tomar disfrutar de un café. Quizá el día siguiente brindase mejores oportunidades.

Miercoles 13/3/13
Intermareal de Lago, Xove, Lugo, Galicia.  Cubierto, viento NNE fuerza 4- 5 Beaufort, temperatura 4ºC.

A la mañana siguiente el cielo presenta un aspecto diferente, ha dejado de llover de seguido pero sigue el viento y el frío, las cumbres blanquean con la nieve caída por la noche.  Rápidamente me preparo para dirigirme a Lago, al llegar veo varios grupos de gaviotas alimentándose en diferentes lugares. Hay buena luz pero el frio es intenso acentuado por el viento, la sensación térmica es de -8ºC y las lacrimales segregan violentamente llegado a mojar las gafas.

En la segunda vuelta localizo a la gaviota esquimal a la salida del colector de la piscifactoría, son las 10:00, espera pacientemente la llegada  del pienso rebosante tras la ceba del del pescado cautivo. Medio centenar de gaviotas se congregan en este punto a la espera de su ración. Aviso  a David que se encuentra de guardia en Cervo.
La Thayer se encuentra muy cerca, resultona, y aprovecho para tomar mis fotografías y apreciar otros detalles de este estimulante pájaro.

Básicamente la gaviota esquimal recuerda a una gaviota polar con trazas de argéntea, llama la atención su  mansedumbre en relación con las g. patiamarilas, al contrario que otras gaviotas árticas que se muestran violentas incluso con otros ejemplares más grandes.  

Otros aspectos visibles en campo.

Tamaño: Ligeramente menor que las patiamarilas.
Cabeza: Estructura redondeada, blanca con pintas pardas.
Pico: Amarillo pálido o tenue, delgado que le confiere una sensación de largura, mancha roja en mandíbula inferir.
Cuello: Presenta una distribución de pintas pardas más abigarrada en la zona posterior de la cabeza, nítida entre la base de la cabeza y el pecho, sobre todo con el cuello retraido.
Patas y anillo ocular de color púrpura.
Dorso: gris claro, un grado más que las patiamarilas, destaca la anchura blanca  de la banda terminal de secundarias y terciarias, tanto en vuelo como en reposo.
Patrón de primarias, no negro, gris muy oscuro con un patrón muy específico para la especie y visible en las diferentes fotos.

Esta es una de esas observaciones que a uno no le dejan indiferente, más aún sabiendo el esfuerzo y trabajo de algunos ornitólogos empeñados en sacar adelante esta  difícil identificación de un animal extraño para nuestra  región.  Después de una hora de intensa observación decido retirarme con el objetivo más que cumplido, me despido de de David Monticelli que quedaría allí, en su compañía.

La identificación, que a primera vista pudiera resultar obvia, es producto de una larga serie de correos y discusiones entre las autoridades más competentes en la   especie  e nivel internacional, conocido esto, se pone de relieve  su  auténtico valor.

Para terminar agradecer a Ricardo Hevia y Antonio Martínez Pernás por avisar su relocalización en esta nueva temporada, a Hevia y Salaverri por sus consejos y conocimentos orintológicos de la zona y a David Calleja por transmitirme su entusiasmo y el valor real  de la observación. A todos aquellos que con su trabajo han conseguido revelar esta gran observación. También a mis amigos del Semáforo de Bares por su amable hospitalidad y alegría.


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