De paso, se encuentran los numerosos collalba gris, Oenanthe oenanthe, sedimentados en la rasas costeras cantábricas. Hasta 10 ejemplares detectados en una linea de cuatrocientos metros suponen una densidad lineal de 25 aves por kilómetro.
Estos, probablemente se encuentren de parada de una de sus etapas de camino a África, donde pasaran el invierno. Han criado por toda Europa y Groenlandia y desde hace unos dias se encuentran de regreso a sus cuarteles de invernada.
Rocas y suelos despejados atraen la atencíon de estas aves, donde buscan insectos para alimentarse, estos dias de finales de agosto es facil encontrarlos en nuestras costas acantiladas.
En el sur de Europa crian en zonas de altitud superior a 1000 metros y es considerada entre los migradores de mayor distancia cruzando océanos sin detenerse.
Presenta cola blanca y negra visible en vuelo resultando un rasgo muy llamativo en contraste con el aspecto general ocre del resto de su plumaje.
La semana pasada, en una cala de Barrika, pudimos ver varias collalbas en un islote creado en bajamar mezclándose con una veintena de moñudos y numerosísimos andarríos chicos. Todos juntos formaban una curiosa estampa de terrestres-marinas-limícolas.
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